Dejo de vender ollas y aguacate para vender libros

Mario Acatillos, lleva más de 40 años vendiendo libros en las calles del Distrito Nacional. Empezó con la venta de libros del escritor dominicano Víctor Manuel: “Él me daba los libros para que yo los vendiera, pero de ahí en adelante yo los compro y los vendo” comentó Acatillos.

“Me considero un aficionado de la lectura y agradezco haber tenido la oportunidad de aprender a leer y a escribir”, expresó Acatillos, quien solo pudo cursar hasta octavo de básica. “Tuve que dejar los estudios para ayudar a mis padres a buscar el pan mío y de mis ocho hermanos menores”, ayudaba a cargar ropa que su madre lavaba y planchaba por paga, vendía números para rifas y trabajó en casa de una tía haciendo servicio del hogar, “yo quería estudiar, pero no podía”, comentó.

Aparte de padecer de diabetes, aguantar el sol del medio día o las lluvias del pasado mes de noviembre, Acatillos declaró que recibe maltratos y desprecios a diario, “gente atrevida me ataca porque me ven indefenso físicamente, pero yo sigo con mi actitud positiva, porque yo tengo la responsabilidad de ayudar económicamente a mi familia”.

El vendedor ambulante busca una alternativa a lo que comúnmente se vende en las calles, “yo he vendido de todo, desde juegos de ollas hasta aguacates, pero es que un aguacate te llena la barriga, ¿y un libro?, ¡eso te llena la mente!”, afirmó Acatillos. Ofreciendo libros históricos, de superación personal y poesía, su iniciativa ha generado sorpresa a los ciudadanos, pero al igual ha dado ideas de innovación. Afirma que las obras de Paulo Coelho son los más vendidas y que si un cliente pide un libro con el que no cuenta en el momento, le brinda la opción de conseguirlo para entregárselo al próximo día.

Los libros no tienen igual clientela que los aguacates, pero Mario el librero, como se hace llamar, confirma que su interés va más allá de ganar dinero para sustentar a sus parientes, queriendo que los jóvenes lean y “que la generación que viene subiendo se desarrolle para que saquen este país adelante”. Oriundo de Cotuí, donde dejó su familia, Acatillos expresa sentirse bien “al poner un granito de arena” y haber salido valientemente de su pueblo a “trabajar de sol a sol”.

“Cómo ganar amigos e influir en las personas”, de Dale Carnegie, es su libro favorito. “A mí me encanta leer, ya no estoy leyendo mucho porque yo sufro de diabetes y eso se le come la vista a uno”. A causa de esta enfermedad se había retirado un tiempo de las ventas en las calles. En la actualidad, Mario Acatillos se encuentra laborando en el semáforo que une las avenidas Winston Churchill y Sarasota, frente a los recintos B1 y B2 de la Pontificia Universidad Madre y Maestra (PUCMM), en horario de 8:00 a.m. a 1:00 p.m. o 4:00 p.m., todos los días de la semana.