Miss Rizos Salon: Aceptando nuestra raza
Generalmente cuando escuchamos sobre un centro o salón de belleza, nos imaginamos un lugar donde las mujeres van a alisar o alaciar su cabello. Sin embargo, desde diciembre del 2014 existe otra opción, Miss Rizos Salón, un lugar distinto, un espacio donde las mujeres con pelo rizado o crespo pueden ir a tratar su cabello natural, hacerse peinados que no cambien la forma o textura de su pelo, a sentirse orgullosas de su afro y su cultura.
Al abrir la puerta del local, sientes un abrazo cultural, de amor, lucha y aceptación. Un sitio que inspira confianza, paredes blancas adornadas con pinturas alusivas a la raza negra. La recepcionista, que luce su afro y piel canela, con una sonrisa te ofrece ayuda. Todos los servicios son reservados con cita previa y tienen un cupo limitado de no más de 15 clientes por día.
Muchas mujeres llegan al Salón Miss Rizos con el deseo de dejar de usar químicos dañinos en su cabello y empezar a usar su pelo natural. Para la mayoría el proceso resulta muy retador ya que el primer paso es ¨el gran corte¨. Este consiste en remover toda la parte del cabello que está afectada por químicos, alisados o por el calor de los secadores de cabello. Las reacciones de las chicas que se someten a este proceso, pueden variar.
Darlene Green, una joven que se realizó el gran corte hace poco menos un de año dijo que lo primero que sintió fue liberación y que en ningún momento sintió arrepentimiento porque sabía que era un sacrificio, para poder lucir su cabello como lo tiene ahora: Vivo, saludable y natural.
Es difícil lograr este proceso de transición porque desde que se da el ¨sí¨ no se puede volver laciar el pelo y se deben evitar productos con alcohol, sulfato y otros químicos nocivos para el cabello.
Independientemente de todos los sentimientos que se viven dentro de este coqueto local, repleto de curiosidades, como el cofre de multas de cinco pesos a cada persona que diga ¨pelo, bueno¨ ¨pelo malo¨ o cualquier frase despectiva hacia su raza. También los T-shirts en la vitrina con su eslogan: ¨Yo amo mi pajón¨
En el salón no solo van aquellas personas que están a punto de iniciar, sino, que ya hay una comunidad que está acostumbrada a usar los servicios de este novedoso centro. Todas estas personas decidieron poner en alto sus raíces afrocaribeñas que tanto identifican al dominicano.
Este nuevo oleaje de pro-rizos y pro-afro no solo afecta a las mujeres, también hay un público masculino que se siente identificado con la causa y acude a este novedoso centro.
Como es el caso de Iván Martínez, joven orgulloso de su ¨pajón¨ el cual dice que recibía presión en su casa porque decidió usar sus rizos naturales e iba por obligación al barbero. Sin embargo, un día se cansó de ser oprimido e hizo ¨lo que dio la gana¨ y desde entonces luce su pelo silvestre con orgullo.
Ravelo confesó que la mayor satisfacción que siente como parte del equipo es ver como la confianza de la mujer afrocaribeña se reconstruye, ver sonreír a esas mujeres que, por primera, segunda y todas las veces que van al centro se sienten orgullosas y hermosas, felices de su raza.