Santiago: Hogar del Coliseo de Gallos
Santiago. Luego de dos horas de camino, me encuentro pisando el suelo cibaeño de la pintoresca ciudad de Santiago, donde los edificios y la naturaleza se entremezclan para formar paisajes a los que reaccionaba como si fueran casi algo nuevo para mi vista, ya dadas las cuatro, casi cinco de la tarde me dirijo al Coliseo junto a otro grupo de personas. Emocionados por poder ver la forma en la que se desenvuelven las peleas de gallo, la puntualidad se adelantó por un par de horas.
Sólo unos pocos autos estaban estacionados dentro de aquel parqueo del imponente Coliseo, mientras en los alrededores del establecimiento se encontraban en vigilancia algunos seguridades. Hubo que partir, pero mientras, la espera se acortaba para la llegada del momento oportuno de la entrada a esta “arena”.
Dadas las siete de la noche, y ya devuelta al Coliseo, tuve la oportunidad de escuchar las palabras del Presidente del Coliseo Alexis Castro, mientras conversábamos entre todos. Castro decía que el gallerismo es un tipo de deporte que lo juega todo el mundo.
Luego de salir del salón donde se encontraba Castro reunido, me dirijo hacia la arena, repleta de personas que mediante gritos, gestos y posturas corporales expresaban la emoción que les provocaba estar allí. Aunque se observan personas de distintas clases sociales, la clase A es la más predominante. Para gran sorpresa dentro de estas personas se encontraba el síndico de puerto plata.
A cada cierto tiempo entraban varias personas encargadas de repartir dinero a los apostadores, en sus puños sujetaban cantidades de hasta más de 20,000 pesos. Lo más extraño que me pasó fue mientras prestaba atención y tomaba fotos, una de las personas que estaba en los palcos de arriba mientras gritaba hizo que sobre mi sombrero cayeran gotas de saliva a lo que reaccioné moviéndome de inmediato.
Unos escalones más abajo y la pelea de gallos cada vez más reñida hizo que el ambiente adentro se tornara aún más cargado de euforia cuando ganó durante el primer tiempo, el gallo del Presidente del Coliseo, Alexis Castro. Podía ver como el gallo triunfante caminaba como pavoneándose de su triunfo, sacudía las alas con gracia, hasta que se acercó nuevamente al cuerpo inerte de la otra ave para culminar con los últimos picotazos letales.